Opiniones del Curso de Presentaciones
FormaciónUno de los alumnos del último curso de presentaciones que dado en el Parque Tecnológico de Álava me ha enviado un email con sus conclusiones sobre el curso y la materia (las presentaciones). Cuando leo opiniones como ésta me animo bastante porque, como he comentado alguna vez anteriormente, la dinámica del curso no conecta con todas las personas. Alguna gente viene con expectativas muy diferentes a lo que se encuentra. Mucha gente está acostumbrada a que le cuenten cosas, cuando lo que realmente nos permite avanzar es llevarlas a la práctica y comprobar los problemas que nos encontramos en el camino.
Ésta es la opinión de Aitor San Sebastian (IZURUN), que reproduzco con su permiso:
Al margen de los aspectos técnicos, los “trucos” estéticos también importantes, me quedo con tres ideas o conceptos clave.
Primero. La presentación propiamente dicha no es el soporte empleado (las diapositivas) sino la acción en sí de comunicar. El show, por decirlo de algún modo. Por tanto, mucho antes de pensar siquiera en abrir el powerpoint y ponerse a hacer diapositivas, hay que tener muy claro el mensaje y las ideas que se quieren transmitir, y también la audiencia ante la que vamos a hablar. Luego hay que hilvanar esas ideas para construir una secuencia coherente y conseguir un discurso bien estructurado. Y una vez hecho esto, y nunca antes, es cuando se puede empezar a pensar en las diapositivas.
Segundo. Hay que tener muy clara cual es la diferente función de cada uno de los 3 documentos: las diapositivas, las notas de apoyo y el entregable. Cada uno es para lo que es, y no es posible ni deseable hacer un único documento que valga para todo.
Y tercero. En las diapositivas, fotos de calidad bien elegidas para reforzar el mensaje y mantener vivo el interés. Y cuanto menos texto mejor, para centrar la atención del público en lo que dice el orador. Si basta con la foto, tanto mejor. Si no, palabras clave sueltas o, como mucho, frases cortas. Párrafos, por supuesto, jamás.
Porque está claro que el error que todos hemos perpetrado, puede que sin premeditación pero sí con alevosía y ensañamiento, es confundir el medio con el fin, proyectando en pantalla lo que deberían ser las notas de apoyo para uso propio, y engordadas además con una sobreabundancia de datos que sólo deberían ir en el entregable. Todo ello sin el menor aliciente visual, y convirtiendo por tanto la presentación en una soporífera lectura de lo proyectado en la pantalla (cosa que por otra parte es lo que de siempre han hecho muchos profesores, desde primaria hasta la universidad pasando por el instituto, lo cual seguramente tenga algo que ver con el elevado índice de fracaso escolar en nuestro país).
Una reflexión que se me ocurre sobre la (in)cultura PowerPoint y su probable relación con la (in)cultura corporativa. Teniendo en cuenta las limitaciones de los ordenadores en sus inicios (lo que comentaba esta mañana con ese IBM PC de la presentación “…antes de comprar un ordenador…”) y teniendo en cuenta que hasta hace relativamente poco no había Internet, fotografía digital y bancos de fotos gratuitas o de coste razonable, durante muchos años las presentaciones fueron lo que eran por falta de medios.
A partir de ahí, la costumbre y la inercia han hecho el resto. Porque aunque se hable mucho de innovación, ahora que está de moda, para que vamos a engañarnos: somos animales de costumbres que tendemos a repetir lo que ya sabemos. Y además somos, por desgracia, muy respetuosos con la (in)cultura corporativa: lo que siempre se ha hecho así será por algo, y yo no soy quién para empezar a cuestionarlo o cambiarlo.
Así que podría decirse, al menos hasta cierto punto, que la (in)cultura powerpoint tuvo su origen en la limitación inicial de los medios técnicos, y después ha sobrevivido por culpa de la cultura corporativa mal entendida.
En fin, que iba a escribir unas líneas, y casi escribo un post para el blog que todavía no tengo. Pues nada, después de esta parrafada te dejo, que tengo que empezar a descargar la colección de fotos para mis futuras presentaciones.
Lo dicho, ha sido un placer, y un tiempo muy bien empleado.
No puedo sino agradecerle sus palabras a Aitor y alegrarme mucho de que le haya servido el curso. Como suelo decir al principio de los cursos, un cursillo de 8 horas no va a convertir a nadie en un experto de las presentaciones. La idea es que despierte nuevos puntos de vista y nos permita descubrir cuestiones que quizá hasta el momento habíamos ignorado.
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